viernes, 12 de octubre de 2012

"Good Bye, Lenin!" para siempre


Rusia, igual que todos los paises ex-socialistas, últimamnte esta inundada de la nostalgia. Resulta que tales museos como los de la Ocupación Soviética (en Estonia, Ucrania y Georgia) o los del GULAG y las demás fábricas de rusofobia no atraen a nadie. Primero, porque la gente aun no se embruteció completamente y puede distinguir la verdad de las patrañas (a pesar de 50 años del bombardeo diario de la desestalinización), segundo, porque dichos museos basados en el odio y falcificación no pueden ofrecer a sus visitantes casi nada interesante.

Sin embargo vivimos la nostalgia y ella se ha vuelto ya un buen negocio. Se abren otros museos - los de costumbres soviéticos, los de maquinas tragamonedas, reaparecen las marcas populares en la URSS: los helados de paleta "Esquimo", cerveca "Zhigulióvskoe", chocolote "Alionka", etc. En las galerias GUM siempre esta a la orden supermercado de los productos soviéticos "Gastronom №1". Allí mismo en GUM se puede almorzar en el Comedor №57 (Stolovaia №57). Es que antes los comedores de este tipo, donde la gente podía comer mejor que en cualquier restaurante de hoy por un precio muy atractivo, los había millares y cada uno tenía su número. Lo que en los 80 se interpretaba como la herencia del totalitarismo terrible ahora después de los 90 se vuelve un dulce sueño

No es de sorprender que hayan aparecido negocios que tratan de capitalizar estos sueños. Fíjense que las Galerías GUM con su Comedor №57 y "Gastonom №1" tal vez que sea el shoping más caro de Moscú. Los sueños soviéticos cuestan mucho: una Coca-Cola con la etiqueta de los 80 cuesta 3 veces más que una Coca-Cola de hoy. 

Aparecen hoteles, balnearios, cadenas de restaurantes diseñados de acuerdo con los cánones estalinianos o inspirados en la clásica del cine soviético, se rodan las secuelas de los éxitos soviéticos, ciertas emisoras de radio no ponen nada más salvo las canciones compuestas en la URSS.

no había vasos desechables, había un sistema de autolavado
Obviamente se trata de la impotencia cultural de los últimos 20 años y de cierta resignación del futuro. La gente busca la belleza en su pasado, porque es lo más sencillo.

Si los oligacras cazan para sus colecciones privadas el arte soviético de la mejor calidad, la gente menos rica (y por cierto los turistas también) hace lo mismo, pero ya en el otro nivel. 

¡Ojo! La gente pobre no tiene nada que ver con esto. Claro, que las franelas con la imagen de Stalin y por el estilo también es un negocio, pero es un negocio de propaganda poítica que por poco se enfrenta con el articulo 280 del Código Penal "Sobre el extremismo". La nostalgia soviética cuesta mucho y no es para los pobres, los pobres se complacen con la televisión y con sus álbumes familiares de fotos.

2 comentarios:

  1. Buena observación, una forma de recreo para los que disponen de dinero, sin excluir la importancia de la añoranza de un pasado claramente mejor, y cada vez se ve con más claridad. Por cierto, muy acertado eso del menor embrutecimiento al sentido occidental, justamente lo que pretenden las punkis de pussy riot y demás con sus ideas repugnantes de lo que significa la liberación del ser humano.

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  2. he exagerado, hermano, me disculpo: nos hemos embrutecido bastante, aunque la terapia de choque ayduó a muchos de nosotros a recuperar el sentido común)

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