jueves, 12 de enero de 2012

chistes sobre japoneses, chinos y tadzhiki

Una vez en un pueblo de chukchi nació un niño inteligente. Lo expulsaron cubierto de oprobio y lo llevaron a una isla lejana…
Así aparecieron los japoneses.


Enviaron a un espía japones para que sacara las fotos de Lenin en el mausoleo. Pues, la primera vez no salió nada – la KGB comisó la camara y no autorizó a sacar las fotos. Entonces le implantaron otra super-camara en su gorra, pero otra vez fracasó. Envian al espía japones la tercera vez, camuflaron camara en un botón – como siempre no sale nada. Entonces el japones vio a un borrachín ruso al lado del mausoleo y le ofreció a sacar la foto de Lenin a cambio de una caja de vodka. El borrachín esta de acuerdo. Pasa un tiempo, el enviado regresa con un saco y dice: ¿Y donde vamos a fotografiar – aquí o al aire libre?


Suben en ascensor 2 japoneses, un georgiano, un armenio y un azerbaidzhano. Entonces un japones dice al otro: “Estos rusos por su cara todos parecen fotocopias”.


Un japones pregunta al otro:
- Adivina, ¿que tengo en mi puño?
- ¿Televisor?
- Correcto, y ¿cuantos?


Se prepara para el vuelo al Marte la primera expedición internacional. Los japoneses rellenan la nave con el equipo electrónico más avanzado. Los estadounidenses ponen la publicidad de Coca-Cola. Los alemanes hacen el revestimiento exterior del acero moderno y instalan los motores. Los franceses cortan los escafandros de moda. Los italianos conservan la pasta en latas. Los ingleses estan preocupados por la navegación. Los africanos cavan el foso en el cosmódromo. Los árabes rezan celosamente. Pero claro, que van a volar los rusos. Solo ellos pueden sobrevivir en cualesquiera condiciones. No obstante llegarán al Marte solo los chinos, que se colan a la nave ilegalmente.


La URSS declaró la Guerra a China. Al día siguiente 600 millones de los chinos se entregaron prisioneros, y la URSS firmó la capitulación incondicional.


Sale a la frontera con China un paladín ruso y grita:
- He! 100 mil chinos, ¡vengan a detrás de la colina a pelearse!
Se reunieron los chinos y fueron a la pelea… Al cabo de 2 días de detrás de la colina sale el paladín y grita:
- He! 100 mil chinos, ¡vengan a detrás de la colina a pelearse!
Se juntaron los chinos y fueron a pelearse… Al cabo de 2 días sale apenas pegado el paladín y grita:
- He! 100 mil chinos, ¡vengan a detrás de la colina a pelearse!
Se volvieron a reunir los chinos… De pronto detrás de la colina sale arrastrándose un chino sobreviviente y cuenta, sacando fuerzas de flaqueza:
- ¡No vengan! ¡Por allí son dos!


A un chino, le preguntan:
- ¿Como le pareció Moscú?
- Fantástico: limpio, tranquilo y muy poca gente…


Yuán puede convertirse en una moneda de reserva mundial – ¡pues, cada uno va a ser respaldado por un chino vivo!


Asia Central


Los chistes sobre tadzhikes a mi juicio se parecen un poco a los de chukchi, pero además en ellos se agudiza el aspecto de la inmigración ilegal de los tadzhikes. Este pueblo persa, muy ingenuo y muy trabajador ha inundado el mercado ruso de su mano de obra (no siempre barata): son limpiadores de calles, niñeras, obreros de todo tipo… Muchos rusos se quejan del monopolio étnico de los tadzhikes en el sector de los servicios comunales y es pura verdad, ya que los tadzhikes simplemente aprovechan la corrupción en este sector para cubrir todo el trabajo, que haya allí… Como Tadzhikistán es un país sumamente pobre, que tiene frontera con Afganistán, no es sorprendente que por desgracia muchos tadzhikes se hayan vuelto mulas de droga, que llevan la heroína afganí a las ciudades más grandes de Rusia (con la bendición de los EE.UU casi toda la heroina mundial se cultiva hoy en día en Afganistán). Los tadzhikes pupulan por la estación “Komsomolskaya” de la línea roja del metro de Moscú, ya que por encima de la estación se hallan las 3 estaciones ferrocarriles, ellos organizaron en esta estación del metro una especie de la bolsa de trabajo – allí contratan unos a otros, venden papeles mojados, ofrecen el alquiler, entre otros. Eso suelta a la vista y claro, que irrita a los moscovitas.


¡Estimados moscovitas y los huespedes de la capital! ¡Favor seguir echando la basura, estrellando las botellas y echando las colillas, donde se les ocurra! ¡NESECITAMOS TRABAJO!
Atentamente, diáspora de Tadzhikistán.


Un armenio, un tadzhik y un ruso encontraron una botella. La abrieron, y de ella salió volando un geniecillo. Pues, pueden tener un deseo, - dice. – Pero solo uno para los tres. Ellos pensaron y dijeron: “Haz así, que se haga menos lo, que tenemos demasiado en nuestros países”. El geniecillo cumplió el deseo. Entonces, ellos decidieron ir a ver, que se cambió. Llegaron a Armenia – y por allí ya no había tantas montañas como antes. Llegaron a Tadzhikistán – se hizo menos frutas. Pero cuando llegaron a Rusia, de pronto el tadzhik y el armenio se desparecieron.


Van en un tren un tadzhik, un jojol y un ruso. Todos están en un compartimiento. Entonces el tadzhik saca una sandía jugosa, cortó un poco, lo comió y el resto tiró por la ventana. El jojol con el ruso gritan: - ¡Pero que estas haciendo! ¡Tan jugosa sandía! El tadzhik responde: “Pero si las hay muchas en mi patria”. Bueno. El jojol piensa: no soy peor que él. Saca un grande y muy sabroso pedazo del salo. Cortó un poco, comió y el resto tiró por la ventana. El tadzhík con el ruso gritan: ¡Que haces! ¡Tal salo botaste! Jojol responde: “En mi patria no hay déficit de salo”. El ruso piensa que te piensa, no tiene nada para jactarse, entonces agarró al tadzhik y lo tiró por la ventana. Jojol lo pregunta: “¿Pero que hiciste? ¿Por que tiraste al tadzhik por la ventana?
- “Lo tenemos demasiado en Rusia”.

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